La necesidad de una (auto)crítica: opinión tras leer una crítica de Opeth

Hoy es un día importante para la crítica musical. Me refiero a ese tipo de importancia que para unos pocos se convierte en algo vital mientras que para el resto de los mortales pasa totalmente desapercibida. Como el tipo de importancia que para mí tuvieron ayer las primeras confirmaciones del Hellfest, cuando con mucha alegría descubrí que Sólstafir, Arcturus y Unexpect estarían en la próxima edición del festival francés, mientras el mundo, impasible, continuaba su curso. Pero volviendo a la importancia del día de hoy, el asunto tiene un lado positivo y uno negativo, como era de esperar.

‎Me levanto esta mañana y leo un artículo muy interesante en la web de nuestros amigos Musicópolis. Para inaugurar una sección de opinión, Juan Manuel Vilches ha escrito un análisis de la crítica musical como género. Por insólito que parezca, estamos ante un crítico haciendo autocrítica. Me resulta muy útil leerlo, a mí que me inicié en esto de la crítica hace unos meses, pero también a cualquier lector que quiera saber las expectativas que puede tener ante este tipo de escritos.

Pero a mitad mañana, todo se trunca. Leo en 'El País Tentaciones', lo que era hasta la semana pasada el EP3 en papel, una crítica del último disco de Opeth. La indignación me puede. Quiero escribirles –siempre desde el respeto, claro-, decirles lo que pienso, pero en esa reseña los comentarios no están permitidos y no encuentro forma de contactar con ellos.

Entiendo que cada crítico tenga su opinión y él, Antonio Fraguas, es libre de que 'Heritage' no le guste. Pero su crítica deja entrever que está hablando de algo que no ha logrado entender –pop/rock, ¿en serio?-, en cuya tradición y estilo no parece haberse llegado a sumergir. Reconozco que escribir sobre cosas que uno no conoce bien es algo difícil y quizá él ni siquiera haya elegido hacer la crítica de este disco, pero su texto pierde así todo su fundamento.

Y encuentro muy loable que 'El País' trate el progresivo y no se dedique a ningunearlo, como hacen muchos. Pero esto debe hacerse con conocimiento y si no que tomen como modelo a la 'This is Rock', todo un ejemplo en la prensa musical española. Porque no es la primera vez que 'El País' mete la pata con el progresivo: habló hace poco del “metal para gafapastas” de Mastodon, casi como si fuera el único grupo experimental en el metal, y ya hace tiempo, cuando escribieron sobre el libro de Reynolds ‘Retromania’, citaban a Battles como el claro ejemplo de la vuelta al sonido del rock progresivo. ¿No se les pudo ocurrir ningún ejemplo mejor?

Todo esto tiene una importancia relativa, lo sé. Mientras la mayoría pase de leer esta reseña, sin saber quiénes son esos tales Opeth, unos pocos leemos con indignación estas líneas sobre el grupo de ese “juglar a medio camino entre Meat Loaf y un musical de la Gran Vía”. Pues sí, los fans estamos encantados. Nosotros sabemos.